Generalmente, el cordón umbilical se desprende entre los 3 y 12 días de vida del recién nacido. Debemos lavarlo con agua y jabón, al menos una vez al día (coincidiendo con el baño).
Una vez bien seco, cubriremos el cordón con una gasa estéril a la que añadiremos alcohol de 70º. Esta gasa se cambiará cada vez que sea necesario, si se mancha de orina o heces repetiremos todo el proceso de limpieza.
Una vez que el cordón umbilical se desprenda, seguiremos tratando la cicatriz umbilical de la misma manera hasta que las gasas aparezcan completamente limpias; generalmente, esto ocurre a los cuatro o cinco días.
Para el cuidado del cordón umbilical, no deben usarse polvos antibióticos ni antisépticos yodados (estos últimos por el riesgo de inducir un hipotiroidismo). No deben usarse vendas o fajas que rodeen el abdomen.
Es importante vigilar el aspecto y el olor del cordón umbilical. Si se aprecia enrojecimiento, secreción o mal olor debe consultarse con el pediatra.
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